Trauma palpebral
puede ser cerrado/contuso (genera moretones e inflamación del párpado) o abierto/penetrante (genera abrasiones o cortes en el párpado). El tratamiento siempre consiste en la aplicación de frío local, algún analgésico intramuscular o por boca y el cuidado de la exposición solar para evitar la pigmentación de la piel en la zona del moretón. En el caso de un trauma penetrante, debemos cerrar la herida para que no se vea alterada la funcionalidad del párpado. En la zona interna del párpado está el comienzo de la vía lagrimal (puntos lagrimales y canalículos). En los casos de trauma penetrante en la zona interna del párpado se debe realizar un cierre especializado intubando la vía lagrimal para evitar la cicatrización y el lagrimeo posterior.
Trauma palpebral con comprmiso de canalículo reparado con intubación de la vía lagrimal
El trauma orbitario más frecuentemente se manifiesta con una fractura del piso de la órbita y la pared media. La mayoría de las fracturas van a sellar solas sin dejar secuelas. Requieren como tratamiento aplicar frío local, evitar sonarse la nariz (porque puede pasar aire e hinchar los párpados) y algún analgésico intramuscular o por boca. En algunos casos, especialmente en niños que tienen los huesos más elásticos, la fractura puede "atrapar" alguno de los músculos que mueven el ojo y los pacientes manifestarán visión doble. Estos son los casos que se deben operar. También, casos en los que la fractura es tan grande que hace que el contenido de la órbita se meta hacia adentro, generando una asimetría facial.