Muchas enfermedades sistémicas pueden afectar la órbita, pero por lejos la enfermedad tiroidea es la que más frecuentemente la compromete. Se caracteriza por el aumento del volumen de la grasa que existe en la órbita y el tamaño de los músculos que mueven el ojo. Los pacientes presentan ojos saltones (proptosis) y tienen los párpados muy abiertos (retracción palpebral), algunos ven doble (estrabismo). El peor panorama ocurre cuando el aumento de volumen en esa cavidad inextensible, que es la órbita, genera daño del nervio óptico con la consecuente disminución en la visión (neuropatía óptica).
Tratamiento
El trabajo en conjunto con los endocrinólogos es fundamental para el cuidado de estos pacientes. Los pacientes fumadores tienen más riesgo de desarrollar la enfermedad ocular o que les vaya peor, con lo que el cese tabáquico es fundamental para obtener buenos resultados con los tratamientos. Hay múltiples estrategias terapéuticas, que dependen del grado de inflamación (actividad) que tenga el paciente. Cuando existe inflamación (fase activa) pueden tratarse con comprimidos de selenio, corticoides que se pueden administrar desde inyecciones en los párpados, hasta comprimidos o endovenosos en distintas dosis, drogas ahorradoras de corticoides, radioterapia y cirugías de urgencia en algunos casos. Cuando no haya inflamación en los ojos (fase inactiva) ni disfunción de la tiroides por al menos 6 meses, y sin el uso de medicación, pueden realizarse cirugías de reconstitución cosmética.
Agrandamiento de los músculos extraoculares en un paciente con enfermedad tiroidea.